miércoles, 7 de septiembre de 2011

Homenaje.


Con mis abuelos paternos, mi hermano y mis hermanas.
"Nada se pierde, nada se crea, todo se transforma." ~ Principio de conservación de la energía.

Al Abuelo Miguel (cumpliendo trece años de su último viaje conocido).

Un día como hoy se pararon los relojes de la casa de mi abuelo. Como hoy de números, no de sensaciones, no de realidades. Pero es lindo para recordarlo. Él fue, después de todo, el primer taxista de la familia, allá por Santa Fé. Suyo fue el primer quinientos cuatro, blanco, en que me subí en la vida: Asientos plastificados, el número 202 en el "sombrerito" de su taxi santafesino; y uno de los mejores choferes del mundo: Una vez me contaron su costumbre de parar, bajarse del auto, y asegurarse de que entendieran sus explicaciones cada vez que alguien le pedía una indicación de calles.

Te recuerdo, abuelo. Tus pies en la palangana con agua caliente y sal cada vez que volvías. Cómo te enojaste esa vez que nos retaron por usar los juguetes de una forma un poco exagerada, alguna navidad. Cómo extrañaba ir a Santa Fe para visitarte, a vos y a la abuela. Y ese sueño donde apareciste hace unos años para mostrarme algunas cosas que necesitaba ver.

Y cómo me dolió la sensación de no haberte conocido mucho. Si hasta me inventé el recuerdo de verte fumando tabaco en pipa, y me puse a fumar pipa yo sintiendo que seguía tu ejemplo. Ahora que hago lo mismo que hiciste, sé que nos conocimos lo que teníamos que conocernos y siento que te conozco un poquito más. Estás en mi corazón.

Gracias.

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