lunes, 22 de agosto de 2011

Instrucciones para ver el amanecer.

Ya estaba terminando mi largo turno de sábado cuando se me ocurrió la maravillosa idea de ir a ver el amanecer sobre el arroyo saladillo. Así que comencé a jugarle una carrera al sol hasta el horizonte (no necesité apurarme, llevaba una clara ventaja).

Cuando llegué a calle Centenario, el paisaje se veía hermoso: Todo el pasto cubierto de una fina capa de escarcha que lo emblanquecía y le daba la pinta de una maqueta perfecta, de ilustración de cuento infantil o decoración de torta de cumpleaños. Sobre algunas partes del arroyo se levantaba una espesa niebla. El cielo ya estaba claro y la misteriosa estela de un avión dejaba su marca naranja sobre él.

El canto de los pájaros se escuchaba hermosamente.

De repente, un patrullero aparece en el retrovisor. Les hago espacio, pero se detienen a mi lado. "¿Qué andás haciendo por acá, flaco?", pregunta un pelado parecido al bahiano. "Estoy mirando", contesto. Entonces la morocha petisita me pregunta: "¿De dónde sos?". Me llenan de preguntas buscando especificidades de todo tipo, como por ejemplo de qué trabajaba y si estaba bien. Parecían muy preocupados por escuchar que yo estaba bien...

Por supuesto que lo estaba, hasta que llegaron ellos, mirando mi amanecer. Sí, reconozco que tal vez estaba en una zona donde la gente suele ir más seguido a tirar cadáveres o a suicidarse (y es probable que supusieran que yo andaba en una de esas), pero estaba contento.

Al final terminé yéndome y fotografiando el sol recién salido desde casa... Aunque fue divertido interactuar con policías. Su ansia de encontrar algo sospechoso y su entrenamiento para considerar a cualquiera un enemigo, parecen convertirlos en una suerte de amables analfabetos emocionales paranoicos... Qué camino extraño han elegido...

En fin, me dieron ganas de armar grupos de personas para ir a ver el amanecer todos juntos de vez en cuando a lugares así de lindos, a ver si de esa forma puedo irme sin que me queden resonando advertencias como la despedida del oficial: "No hagas boludeces, flaco".

2 comentarios:

  1. Las cosas que hay que escuchar, mientras te preguntaban eso a vos capaz que en la mandarina le estaban robando la billetera a uno... Muy buena anécdota Eze! ;)

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  2. Eso te pasa por hacer boludeces, qué querés que te diga.

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¡Gracias!